domingo, 20 de julio de 2008

¿Por Qué Ir Tras la Unidad (Pastoral)?

A veces los pastores creemos saber mucho, pero Dios tiene Su infinita manera de dejarnos saber que la sabiduría es de Su total dominio y potestad y que solo la comparte cómo, cuándo y con quién Él quiere.

Hay veces que nos permite equivocarnos para que nos podamos dar cuenta que obramos sin contar primero con Su consejo. Otras veces puede enviarnos alguna persona dotada con el don de profecía para dejarnos saber, como nuestro propio Natán, que nos hemos extraviado del camino que Él trazó para nosotros. En numerosas ocasiones utiliza aquellos que ha puesto como cobertura espiritual sobre nosotros para mostrarnos la senda adecuada.

Pero existen también ocasiones en que Dios mueve a algún consiervo, líder o creyente de la iglesia que quizá no está consciente de estar siendo utilizado por Él a decirnos algo que permite que Dios se nos revele para luego confirmar o expandir lo dicho hablando directamente a nuestro corazón. Sí, ¡todavía Dios habla al corazón de sus siervos!

Ayer Dios utilizó este último método para hablarme y confrontarme con mis propias convicciones y con las verdaderas intenciones de mi corazón en una materia que nos envuelve, no tan solo a mí y a mi querida esposa, sino a cada uno de ustedes como iglesia.

¿Por qué ir mañana tras la unidad pastoral de Ponce y de Puerto Rico?

Tal vez estás cansado de escuchar promesas que no se cumplen y proyectos de unidad pastoral que no se materializan, especialmente cuando ves que muchos pastores no responden al llamado de unidad. Quizá pienses que es peligroso extender la invitación de unidad pastoral a pastores que han hecho esto o aquello en sus ministerios que consideras extraño, divisivo, o dañino para el Cuerpo de Cristo. Hay la posibilidad que consideres que no existe el terreno fértil de humildad pastoral que debe darse primero para poder llegar a una verdadera unidad. Puede que incluso te hayan contado o hayas experimentado situaciones extrañas dentro de éste o aquél ministerio que envuelven la integridad moral de algún siervo de Dios.

Quiero decirte en este día que comprendo perfectamente tu confusión, tu duda, tu aprehensión, y tus interrogantes.

A mí también me gustaría ver 100 o 200 pastores en cada una de las reuniones bisemanales de Transforma Tu Ciudad – Consejo Pastoral de Ponce, pero la realidad es que casi nunca pasamos de 15. Anhelo llegar a ver el día en que se materialice un llamado de oración a las 5:00 de la madrugada en La Guancha y que asistan los 10,000 cristianos que se estima hay en nuestra ciudad, pero la realidad es que si tenemos una asistencia de 200 podemos considerar un éxito el llamado. Me gustaría ver la participación en nuestras actividades y eventos de cada una de las denominaciones y concilios representados en nuestra ciudad y región, pero la realidad es que los asistentes conciliares a nuestras reuniones podemos contarnos con los dedos de una sola mano.

Entonces, ¿dejo que todas estas cosas me desanimen y tiro la toalla? No, mi querido hermano o hermana, ¡nosotros no somos de los que nos damos por vencidos, porque Dios jamás se ha dado por vencido con nosotros!

Si estás mirando las promesas que hacen los hombres, estás mirando al lugar equivocado. Dios nos dice: “maldito el varón que confía en el hombre…” y “bendito el varón que confía en Jehová…” (Jer. 17:5, 7). Mira las promesas de Dios y no te preocupes en lo que puedan hacer los hombres, especialmente los hombres que han “desafinado” y han dejado de escuchar la voz de Dios.

No caigamos en el error del juicio, porque Jesús nos dijo: “no juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida que medís, os será medido…” (Mateo 7:1-2). Y Pablo nos advierte: “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.” (1 Corintios 4:5). Dejemos que sea el Señor Quien juzgue las intenciones de los corazones y mantengámonos nosotros haciendo aquello para lo cual él nos llamó, no sea que nosotros seamos encontrados sucumbiendo ante las mismas tentaciones y caigamos en desobediencia ante Dios. Si otros no responden, ¡RESPONDE TÚ! ¡Aleluya!

Por otro lado, Jesús también nos apercibió para que estuviéramos alertas ante la presencia de “falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces…” (Mateo7:15). Por esta razón no debe sorprendernos que algunas personas que se mueven en los medios ministeriales de Su iglesia sean, en verdad, lobos disfrazados… pero debemos tener cuidado también de no atacar a siervos que han sido ungidos por Dios, sin importar cuán bajo hayan caído. David no se atrevió nunca tocar un cabello de la cabeza del ungido de Dios, Saúl, aun cuando éste había sido ya desechado por Dios y David había sido ungido ya rey de Israel. Incluso David mandó matar al amalecita que se atrevió a ayudar a Saúl a cometer suicidio. Tanto los dones como el llamado son irrevocables y provienen de Dios, de modo que dejemos que sea Dios Quien juzgue a Sus elegidos, a su debido tiempo.

En cuanto a la humildad, si este mover de unidad pastoral es dirigido por Dios, Él se encargará de sacar del medio a cualquiera que no pueda o no quiera dejar a un lado su agenda personal para colocar la agenda de Dios primero. Dios no comparte Su gloria con nadie y ningún hombre que se coloque de esta manera por encima de Dios recibirá Su provisión de gloria. Oremos para que Dios restaure en todos los corazones de los pastores de Puerto Rico sumisión, obediencia y humildad y dejemos que sea Él Quien juzgue a aquellos que rehúsen ajustar su comportamiento.

Quiero también recordarte lo que les prediqué hace unas semanas: Dios No Necesita Multitudes. Dios muchas veces obra levantando un profeta, un siervo o un pequeño contingente de 300 lamedores de agua para hacerle frente a las grandes huestes de Sus enemigos. Todo esto para que se manifieste siempre Su gloria y poder y no los de ningún hombre. “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos…” (Mateo 18:20).

De manera que, luego de escudriñarlo todo, ¿por qué ir tras la unidad mañana?

Lo hacemos porque es lo que Dios quiere para Su pueblo. Precisamente en este momento en nuestra historia, cuando hay tantas contiendas, rivalidades, falsas o medias doctrinas, confusión entre los creyentes, divisiones dentro de los diversos ministerios de la iglesia, DIOS NO ESPERA MENOS DE NOSOTROS. Ahora más que nunca debemos decir: ¡PRESENTES!

Mis queridos hermanos, la unidad cuesta. Tan solo es necesario recordar lo difícil que han resultado en el pasado movimientos parecidos a éste. Pero esto no es motivo para darnos por vencidos. Tenemos que fijar nuestros ojos solamente en Aquél que nos aclaró que tendríamos aflicciones, problemas y situaciones diversas en las cuales siempre contaríamos con Su ayuda para salir en victoria. Pero nos dejó un mandamiento inquebrantable de amarnos unos a otros, como Él nos amó antes a nosotros.

Juan 13:34-35 (Palabra de Dios para Todos)

Les estoy dando un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ámense tal como yo los amé. Todo el mundo se va a dar cuenta de que ustedes son mis seguidores si se aman los unos a los otros.

Pastor Carlos Camacho

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

ESTOY DE ACUERDO CONTIGO,AMADO PASTOR CARLOS; UN DIA LEI ALGO ASI: "LO QUE MAS CUENTA CUANDO SE VA A CREAR UN EQUIPO EXITOSO NO ES LO COMPATIBLE QUE SEAN SUS JUGADORES, SINO CóMO LIDIAN CON LA INCOMPATIBILIDAD" EN I PEDRO 3:8 NOS DA EL ANTIDOTO PARA LA INCOMPATIBILIDAD. UNIDAD NO ES SER IGUAL A,SINO COMPLEMENTARNOS PARA
LOGRARLO.ASI PABLO LO DESCRIBIO COMO "UN CUERPO". SALUDOS, PASTOR BENITO VARGAS ¡BENDECIDOS!